Se trata de un huevo-reloj cucú de oro y diamantes, perteneciente a la familia británica Rothschild, que nunca había sido expuesto en público. Se convirtió en el objeto ruso por el que más se ha pagado en una subasta, en el mayor precio de una obra del joyero y el reloj más caro del mundo.
La joya es uno de los doce huevos Fabergé conocidos en el mundo y uno de los tan sólo tres ejemplares de huevos con reloj cucú del artista. El huevo nunca había sido expuesto en público y se sabía de su existencia porque figuraba en los registros privados de la familia. Había sido el regalo que Beatrice Ephrussi de Rothschild, la esposa del multimillonario banquero ruso Maurice Ephrussi, le hizo a Germaine Halphen en 1905.
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